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Jornadas feministas Granada

De ‘género’ caníbal

http://www.diagonalperiodico.net/De-genero-canibal.html

 

En las Jornadas Feministas de diciembre de 2009, en Granada, se evidenció la riqueza de debates y retos en los feminismos independientes del Estado español. Identidades y cuerpos políticos, articulación de las luchas, acción ante la crisis de los cuidados… Abrimos una propuesta de cartografía y de espacio de reflexión sobre estos temas, abordando el manejo del lenguaje y las fricciones con las instituciones.

Victoria López Barahona / Historiadora social y activista feminista
Jueves 1ro de julio de 2010.  Número 129

Uno de los síntomas de la actual crisis de la izquierda y de los llamados movimientos sociales, aparte de la escasa capacidad de movilización, es la pérdida de su propio lenguaje mediante la adopción, sin ninguna crítica, de ciertas palabras surgidas desde las instituciones oficiales. Es el caso, entre otros, del término “género”, sobre cuyo uso y abuso queremos llamar la atención, haciéndonos eco de un estado de opinión que, dentro y fuera de los ambientes universitarios, crece día a día aunque no sin trabas para su libre expresión.

Hagamos sólo un poco de historia y veremos que el concepto de ‘género’ –masculino/femenino– lo tomaron prestado de la gramática los estudios feministas anglosajones a finales de la década de 1970. Dado que el concepto de ‘sexo’ posee una connotación biológica, el de ‘género’ se consideró más apropiado para resaltar el carácter eminentemente social y cultural de los roles sexuales. De este modo, se dio carta de naturaleza al ‘sistema sexo-género’ como herramienta de análisis de las relaciones entre varones y mujeres a lo largo de la historia y en la actualidad. El problema surgió cuando desde el ámbito académico el género saltó a la arena político-institucional y mediática. Ello sucedió a partir de 1995, tras la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Pekín y organizada, como las anteriores, por la ONU. Desde ese año, los diferentes organismos oficiales que supuestamente trabajan por la igualdad, como los ‘Institutos de la Mujer’, impulsan el desarrollo de investigaciones realizadas, no ya desde una óptica feminista, sino desde una tal “perspectiva de género”. Dicha perspectiva la define la Comisión Europea en 1998, en el documento titulado 100 palabras para la igualdad. Glosario de términos relativos a la igualdad entre mujeres y hombres, que incorpora voces como “análisis por género”, “dimensión de género”, “estudios sobre la mujer”, etc.; pero omite las de “feminismo”, “estudios feministas”, “relaciones de poder” o “desigualdad”.

Sustituciones
En el lenguaje institucional, por tanto, el feminismo es sustituido por el eufemístico y menos problemático ‘género’, en el que caben todas las sensibilidades políticas, incluso las que se oponen abiertamente a ciertas reivindicaciones históricas del movimiento feminista. Así, ya no se hacen políticas feministas, sino “políticas de género” –por no hablar de la “violencia de género”–, e igual da que al frente de estas instituciones esté Bibiana Aído que Esperanza Aguirre, pongamos por caso; porque el ‘género’ permite no cuestionar el actual horizonte político y económico neoliberal en el que se inscriben las instituciones que nominalmente trabajan por la ‘igualdad’, las mismas que olvidan que dicha igualdad ‘de género’, para que sea efectiva, debe definirse y reestructurarse en conjunción con una igualdad política y social que comprende no sólo el sexo, sino también la clase, la etnia, la orientación sexual o la edad, como acaba de recordarnos Justa Montero en “Resistencias feministas”. No paran ahí los efectos perniciosos del manido género. Los medios de comunicación son en buena medida responsables de haber hecho de él un sinónimo de sexo y, en el colmo del dislate semántico, un sinónimo de ‘mujer’, de modo que la mujer es el género o el género es la mujer –en lo que queda implícito, por tanto, que el varón no lo es–. El género, así, no sólo devora al feminismo sino también a todas las mujeres, cuya diversidad social queda diluida en una simple etiqueta ‘genérica’, lo cual entraña sus riesgos. El disparate de equiparar a las mujeres o al feminismo con ‘el género’, teniendo en cuenta que este término posee muchos otros significados en el habla común, da pie a no poca confusión, especialmente entre la población que no entiende de sutilezas gramaticales, como no hace mucho denunciaba una lectora en un periódico gratuito: “El maltrato a la mujer empieza ya cuando se nos trata de ‘género’. ¿Desde cuándo las mujeres somos ‘género’, que es como suele denominarse, por ejemplo, a la mercancía de un puesto de frutos secos? (…) dejemos ya de emplear ese estúpido anglicismo que confunde la condición sexual con un concepto gramatical”.

Género comercial
El ‘género’ es un género que se vende bien. En la universidad es hoy común ‘ofertar’ asignaturas, jornadas, cursos de doctorado y masters sobre la mujer, las mujeres o el género. Esta ‘perspectiva de género’, liderada por catedráticas y profesoras de distintas disciplinas, fuertemente subvencionadas y ‘empoderadas’ por las instituciones, se ha transformado, en muchos casos, en un auténtico grupo de presión, que, lejos de denunciar la estructura jerárquica de la universidad, se comporta igual que los ‘clubes masculinos’ a los que critica, favoreciendo la endogamia, el amiguismo, las redes clientelares así como la censura, el veto y el ninguneo a los estudios –feministas o no– que no giran en su órbita; posición de poder que puede tener serias repercusiones en los expedientes de alumnas y alumnos o en las trayectorias profesionales de investigadores y docentes. Sin embargo, lo más preocupante de todo es que el lenguaje institucional del ‘género’ se ha filtrado en los grupos y medios de la izquierda supuestamente crítica, in- cluso en DIAGONAL, que, por ejemplo, en el nº 125, pregunta al secretario general de la CNT si este sindicato “trabaja desde la perspectiva de género”, y que titula como “Género” las secciones relativas a las mujeres o al movimiento feminista. En efecto, una no puede más que desmoralizarse cuando lee estas cosas y cuando ve, en una reciente exposición del libro anarquista, englobados los estudios feministas o relativos a la problemática de las mujeres bajo el rótulo del ‘género’. Si no estábamos suficientemente cosificadas, ahora resulta que somos género. ¿Realmente pensamos que con ello estamos contribuyendo a acabar con nuestra secular subordinación o es que no nos hemos parado a pensar en absoluto?

No nos oponemos al uso del concepto y del término ‘género’ y respetamos muchos de los trabajos de investigación que se han realizado desde los llamados “estudios de género”. Nos oponemos a la conversión del género en un lugar común donde hallan fácil acomodo ideologías que no aspiran a la igualdad entre ‘todas’ las mujeres y ‘todos’ los hombres, sino, como mucho, a la igualdad entre las mujeres y los hombres de aquellas clases que ostentan el poder político, económico y académico. Nos oponemos a la ‘naturalización’ que el uso indiscriminado del término género imprime en los roles sexuales, porque no son las diferencias de género las que explican la desigualdad, sino la desigualdad la que se construye en las diferencias de género; es de las ataduras del género de lo que nos tenemos que liberar las personas para avanzar en la igualdad real. No olvidemos que las alicortas políticas actuales de igualdad no habrían sido posibles sin el gran ausente en todo este discurso neoliberal del ‘género’: el Movimiento Feminista que, en el período tardofranquista y durante la llamada Transición, fue capaz de una notable movilización y sensibilización social. Recuperar nuestro lenguaje es recuperar nuestra memoria y reforzar nuestra lucha contra la opresión.

Reflexiones Feministas sobre el no binarismo (vídeos)

jornadas feministas en viento sur

jornadas feministas en viento sur http://www.vientosur.info/articulosabiertos/VS108_Jodra_Jornadas.pdf

Ésta es la crónica de la revista viento sur, sobre  las Jornadas feministas que tuvieron lugar en Granada, en diciembre del 2009.

3.000 feminismos


Feminismos: genealogía de las diferencias

http://www.diagonalperiodico.net/Feminismos-genealogia-de-las.html

SILVIA L. GIL

Existe la idea de que algunos feminismos y políticas queer desde los años ‘90 tienen poco o nada que ver con el movimiento feminista, tachado de tener una noción estática y poco dinámica de la identidad y centrarse en un determinado sujeto –mujer de clase media y heterosexual–. Sin embargo, hay genealogías que conectan las nuevas prácticas feministas
con este movimiento, que dialogan con él, a condición de que entendamos por éste un proceso vivo, un espacio para el pensamiento y la experimentación política. En 1975, cuando se realizan las I Jornadas por la Liberación de la Mujer, pese a que ya se perfilaron diferentes tipos de feminismos representados por el Colectivo Feminista (partidarias de la única militancia) y por las marxistas (partidarias de la doble militancia), la idea del “todas a una” era central. A lo largo de los años, esa unidad se irá poniendo en cuestión a través de tres grandes debates sobre las diferencias. El primero surge en las Jornadas de Granada de 1979. En ellas, Gretel Amman leyó un texto en el que por  primera vez se usa el concepto ‘diferencia’, argumentando que la lucha marxista supeditaba los intereses de las mujeres, anulando la necesidad de una lucha propia, autónoma de los partidos y de los hombres. Las independientes abandonaron el encuentro y comenzaron a organizarse por su cuenta. De 1980 a 1986 debatieron intensamente sobre el cuerpo, la organización entre mujeres, el autoconocimiento, la sexualidad o el lesbianismo autónomo. El segundo de estos debates se produce por las reflexiones introducidas por las lesbianas, que comienzan a organizarse en el interior del movimiento en los ‘80, aunque están presentes desde sus inicios. A raíz de las I Jornadas de Lesbianas de Madrid (1980) se crean los primeros grupos. El tema estrella era la visibilidad: se sacaban revistas, se armaban campañas y se montaban fiestas a las que acudían bolleras, feministas de distintas generaciones y otras ‘raritas’. Las lesbianas aportaron la necesidad de comprender las luchas por el derecho al aborto en el marco de una lucha más amplia contra el modelo sexual dominante y la necesidad de romper con la equiparación entre sexualidad y heterosexualidad. En 1988, en las II Jornadas sobre Lesbianismo pusieron sobre la mesa la necesidad de acabar con toda idea normativa de la sexualidad: introdujeron el tema de las fantasías sexuales, el porno, los roles de género butch/femme y las relaciones sado/maso. Ese mismo año se celebran las Jornadas contra el Machismo en Santiago de Compostela, dando lugar a dos posturas irreconciliables en el movimiento feminista: una que considera el porno, la prostitución y los roles masculinos  como una forma de violencia contra las mujeres y otra que entiende que todos los sujetos interactúan de maneras complejas con las representaciones y prácticas sexuales. Una defenderá la abolición y otra los derechos de las prostitutas. El último gran debate se da en torno a la transexualidad y la migración. Desde 1987 el colectivo transexual se organiza por su cuenta y en las Jornadas Estatales Feministas de 1993 presenta varias ponencias en las que se defiende la necesidad de pensar el género más allá de su fijación al sexo. Por otro lado, la presencia de las mujeres inmigrantes se hace patente a lo largo de los ‘90, sobre todo en Cataluña. Su experiencia pone de relieve la necesidad de comprender la identidad de una manera múltiple, donde la raza se articula con otras variables de poder como el género y el sexo.Todas estas cuestiones convergen en las preguntas ¿quién es el sujeto del feminismo? y ¿qué representa la mujer?, interrogantes en la que las políticas queer siguen ahondando. Este año, en Granada, asistimos a un verdadero encuentro entre diferentes posturas, cuya fuerza radica, por un lado, en haber sabido recuperar estas genealogías feministas y, por otro, en avanzar sobre nociones comunes: en relación a la identidad múltiple, concebir la dimensión global que adquiere la reproducción de la vida hoy o poner en primer plano la cuestión de las migraciones. Este debate se da reconociendo que ya no
se parte de una unidad del movimiento, y que tampoco existe un único sujeto del feminismo. Por ello se abren nuevos retos sobre cómo seguir construyendo un terreno común. Si no podemos presuponer identidades y por tanto tampoco luchas, ¿cómo seguir elaborando problemas a partir no ya de la unidad sino de la certeza de que habitamos diferentes y complejas situaciones? En un paso más: ¿cómo hacer resonar lo que hay de común en cada resorte individual? Quizás seguir pensando en términos de “construir resonancias de manera compartida” es el desafío que se abre para los próximos encuentros, a sabiendas de que Granada, 30 años después, nos ha enfrentado tanto a las diferencias como a la necesidad de seguir inventando espacios compartidos.

UN ENCUENTRO MULTITUDINARIO
El 5 de diciembre las 3.000 mujeres inscritas en las jornadas acudieron al Palacio de Congresos de Granada, donde se hizo un emotiva inauguración. El 6 de diciembre cerca de 5.000 feministas se manifestaron por el centro de la ciudad. Durante dos horas, una batucada, la cofardía del “mismísimo coño”, una performance del colectivo Medeak y decenas de pancartas sostenidas por miles de cuerpos encarnaron la amplitud del sujeto identitario feminista. Una demostración de la riqueza de discursos feministas que se apreció también en las consignas: “¡Alerta, alerta que caminan las luchas feministas por las calles granadinas!”, “Vamos a quemar la conferencia episcopal por machista y patriarcal”, “Aborto libre y gratuito”, “La transexualidad no es una enfermedad”...

Reflexiones Feministas sobre el no binarismo

Audio de la Charla: Reflexiones feministas sobre el no binarismo. Jornadas de Granada

Belissa Andía (Secretariado Trans de ILGA)
Kim Pérez (Conjuntos difusos)
Miquel Missé (Guerrilla Travolaka)
Miriam Solá (Colectivo Medusa)

Las feministas con Aminetu

Los días 5, 6 y 7 de diciembre se han celebrado las Jornadas feministas estatales en Granada.
Aminetou Haidar ha estado presente entre nosotras todos los días.
Comenzando por la inauguración de las jornadas, dónde 3000 mujeres aclamaron la actitud de lucha y resistencia de la activista, en un aplauso multitudinario.
Siguiendo por concentraciones improvisadas a la puerta de la Universidad de Granada y como no, en la gran manifestación que tuvo lugar el día 6 por las calles de Granada.

Aminetou estamos contigo.
Un beso.