El presidente del Foro Español de la Familia, Benigno Blanco, ha afirmado que "el aborto despenalizado hay que entenderlo como una forma de violencia machista". Asegura que "una eventual liberalización total del aborto en España" sería una consecuencia más de la que denominó como "ideología de género.
El Sr. Benigno es uno de los más claros adeptos a esta Ciencia tan antigua: “la patriarcalmachistología”. A nadie sorprende declaraciones como las que hace, conociéndolo como presidente del Foro Español de la Familia. Pero sus declaraciones nos han hecho reflexionar sobre algunos de los aspectos de la vida sexual de las mujeres.
Al Sr. Benigno habría que explicarle lo que significa "machismo". En una sociedad-la que vivimos- donde la capacidad reproductiva es la que marca las etapas de la vida de las mujeres (empezamos a ser mujer, luego servibles, cuando nos viene la regla y dejamos de serlo, inservibles, cuando se nos va) porque así lo decidieron ellos, perpetuar esta fórmula -machista-patriarcal- es permitir que los hombres sigan decidiendo sobre la sexualidad de la mujer. Somos nosotras, las mujeres, las que tenemos que coger las riendas de nuestra sexualidad. Ya es hora de que podamos abortar, parir o ninguna de las dos cosas como posibles opciones, según la etapa personal e individual en la que nos encontremos.
Como mujeres, cuantas veces hemos oído que se nos iba a pasar el arroz. Esta expresión coloquial no tiene nada de inocente. Es un ejemplo más de la concepción machista de la sexualidad de la mujer, orientada exclusivamente a la capacidad reproductiva. Hito, que intenta marcar el ritmo, con prisa, y los objetivos de nuestra vida. La Patriarcalmachistología concede, sólo a ellos, el privilegio de tener sexualidad activa toda su existencia. Nada más lejos de la realidad. Las mujeres tenemos sexualidad desde que nacemos hasta que nos morimos, exactamente como ellos. La actividad sexual tiene que ver con la etapa vital individual y no con el género.
El artículo no tiene desperdicio y nos daría pié a otras críticas como cuando habla del concepto de familia sin tener en cuenta las múltiples relaciones afectivas que existen; de ideología de género-expresión que en sí misma no significa nada, por no atreverse a pronunciar la palabra feminismo como la gran terrorista del tambaleo del modelo único de familia. Todo un halago, sin duda.
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