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“Verdades verdaderas: La vida de Estela

En abril de 1978, Estela de Carlotto comenzó a participar en las actividades de las Abuelas de Plaza de Mayo. El 25 de agosto de 1978 fue convocada por los militares y le fue entregado el cadáver de su hija:

Fueron muy poc@s l@s desaparecid@s muertos entregad@s a las familias… - Sí. Casi un “privilegio”. La enterramos el 27 de agosto en La Plata. Y el 30 de agosto me jubilé, con una hija asesinada y un nieto que no sabía si existía o no. Me enojé con Dios, me enojé con Jesucristo… Yo había rezado tanto, había hecho promesas… Pero me duró poco el enojo… porque me dije no es Dios, son los hombres los que hacen estas cosas, no Dios… A pesar de todo mi fe está enterita. Será porque no tengo rencor, no tengo sentimientos que me envenenan.

…buscando información sobre otr@s chiquit@s en el año 80 me encuentro con gente en San Pablo, Brasil, cuando venía el Papa, y ahí una chica me empezó a hablar de una chica liberada llamada Rita que había tenido un nene varón, a quien habían liberado el 24 de agosto en las últimas horas de la noche para que se encontrase con su familia y su hijito. Cuando me contaba que esa chica Rita tenía un papá con negocio de pinturas me di cuenta de que estaba hablando de Laura. “Mirá, vos estás hablando de Laura, mi hija, pero mi hija no fue liberada; mi hija fue asesinada”, le dije. “No, a Rita la liberaron”, contestó. “Si la hicieron bañar, cambiar… Yo le ofrecí un corpiño de encaje negro para que se llevara de recuerdo… A esa chica la liberaron. La sacaron con Carlitos, un compañero”. Y yo dije: “Sí, justamente hubo dos muertos. Me la entregaron muerta”.

Estela de Carlotto comenzó entonces a buscar y exigir la aparición de su nieto y de los demás niñ@s secuestrad@s-desaparecid@s por las fuerzas militares durante la dictadura militar. Con esa preocupación fue una de las fundadoras de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo y su presidenta histórica.

En 1985, ya en democracia, hice exhumar el cuerpo y el equipo de antropología forense lo examinó a fondo para determinar con exactitud todo lo que los militares habían negado. El deterioro de su dentadura probaba su largo secuestro; por la pelvis supimos que había tenido un bebé y por las balas que tenía alojadas en el cráneo, que había sido ejecutada por una Itaka disparada a 30 cm, por la espalda… Así reuní elementos de prueba para la justicia y para demostrar al exterior, donde teníamos causas abiertas, qué era lo que había pasado. Esta vez sí quise verla… Vi sus huesitos, su pelo, la vi a ella, la vi. Y cerré el duelo y nunca más necesité ir al cementerio. Voy sólo de vez en cuando.

Laura en el cautiverio dijo: “Mi mamá no les va a perdonar a los milicos lo que me están haciendo. Y los va a perseguir mientras tenga vida”. Lo cual significaba que me conocía más que yo misma porque yo no era mujer heroica. Nunca había participado en nada. Era una mujer de un origen de clase media baja, criada en épocas dulces si se quiere; nunca me iba a imaginar que iba a seguir toda mi vida a esto.

http://www.cubadebate.cu/noticias/2011/12/07/estela-de-carlotto-nuestros-nietos-estan-todavia-cuativos-fotos-y-video/

 

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