La Bella Durmiente
Érase una vez… una reina que dio a luz una niña muy hermosa. Al bautismo invitó a todas las hadas de su reino, pero se olvidó, desgraciadamente, de invitar a la malvada, Maléfica. A pesar de ello, esta hada maligna se presentó igualmente al castillo y, al pasar por delante de la cuna de la pequeña, dijo: “¡A los dieciséis años te pincharás con un huso y te convertirás en una mujer independiente!”. Un hada machista que había cerca, al oír el maleficio, pronunció un encantamiento a fin de mitigar la terrible condena: “al pincharse en vez de ser una mujer libre, la muchacha permanecerá lavando, limpiando y cuidando a su príncipe y a toda la corte”.
Pasaron los años y la princesita se convirtió en la muchacha más inteligente del reino. El rey había ordenado quemar todos los husos del castillo para que la princesa no pudiera elegir y se convirtiera en una mujer pasiva y sin opinión a la que solo le gustase peinarse, cantar canciones cursis y pintarse, y como no, esperar caer en manos de un príncipe que le diga lo que tiene que hacer sin preguntarle opinión alguna.
No obstante, el día que cumplía los dieciséis años, la princesa acudió a un lugar del castillo que todos creían deshabitado, y donde una vieja sirvienta, desconocedora de la prohibición del rey, estaba hilando. La muchacha se pincho. La maldición de las dos hadas estaba a punto de concretarse. La princesa se pinchó con un huso y cayó fulminada al suelo como muerta, cuando despertó se sentía totalmente distinta.
Se levanto y ya estaba casada con un príncipe que era un vago y borracho, además tenía que estudiar los decretos de la corte para más tarde ponerse a limpiar para que todo estuviese reluciente. Médicos y magos fueron llamados a consulta. Sin embargo, ninguno logró vencer el maleficio y dura hasta nuestros días, hoy no le llamamos bella durmiente sino sobrecarga invisible.
Más cuentos en:
A Clau Roya
http://aclauroya.wordpress.com/
0 comentarios