Un nuevo feminismo, una nueva transexualidad
El no-binarismo, cuya consecuencia es transformar los sistemas cerrados de sexogénero en conjuntos difusos, está teniendo una serie de efectos en todos los conjuntos identitarios y en sus políticas.
En el feminismo, ha transformado lo que ya se llama “feminismo clásico” en un “transfeminismo”, todavía incipiente, pero que manifiesta señales de representar el futuro.
En él, alentado también por la teoría de la decolonización, el feminismo supera cualquier riesgo de limitarse a ser un simple corporativismo o sindicalismo de las mujeres, que tutele sus intereses inmediatos en competencia con otros, para volver a su pleno entendimiento como liberacionismo de género, protagonizado por mujeres (difusas) y por cualquier otra persona con planteamientos afines.
Así se supera históricamente la paradoja de que, cautivado por el binarismo generalizado, el feminismo, el primero de los movimientos de liberación de género, haya caído hace ya tiempo en un binarismo radical, concebido biologistamente como lucha de “mujeres” contra “hombres”, o de “todas las mujeres” contra “todos los hombres”.
De hecho, apenas tomó fuerza el feminismo, y a imagen suya, surgió otro liberacionismo de género, el de los gays, que resultaban ser hombres que sufrían la opresión de otros hombres, en términos mucho más violentos e incluso letales que la que sufrían las mujeres. Esto visuabilizaba que la opresión de género no era sólo de los hombres contra las mujeres, sino de los hombres contra algunos hombres por lo menos; e incluso, hacía pensar que, si había algunos hombres víctimas de la opresión de género, también podía haber hombres que no quisieran funcionar como opresores, y que la línea de la opresión de género, aun siendo de género, no pasaba por la separación biológica entre “hombres” y “mujeres”, entendidos binaristamente.
Tiene gran interés a efectos dialécticos, es decir, a efectos de discusión histórica, y de clarificación de las ideas, un hecho que por tanto no considero negativo, sino la negación de una afirmación previa que deberá ir seguida por una nueva afirmación, a un nivel de comprensión mayor: me refiero a que, en las recientes e históricas Jornadas Feministas Estatales de Granada, al mismo tiempo que entraba en ellas en tromba el transfeminismo (nueva afirmación), se preparaba una fiesta de clausura reservada para mujeres, que se quiso cerrada para hombres (negación de la previa afirmación del dominio masculino), lo que despertó una fuerte contestación por los sectores más renovadores.
Si los efectos del no-binarismo en el feminismo son espectaculares (las consecuencias de todas estas aparentes minucias son inmensas), los que pueden tener en los colectivos trans son grandísimos en teoría, aunque en la práctica lo único que hacen es confirmar la validez de muchas prácticas personales.
Precisaré que, entre las personas trans, hay muchas que tienen una identidad definidamente femenina, otras muchas que tienen también una identidad definidamente masculina y otras muchas que tenemos una identidad o unas identidades que a falta de una mejor descripción definiremos como trans.
Pues bien, el no-binarismo y la teoría de los conjuntos difusos de género dan a cada una de esas identidades un sitio justificado lógicamente, a la vez que les permiten afirmar los puntos de contacto o intersección entre conjuntos.
Una vez afirmado y entendido que, más que mujeres, existe un conjunto difuso de mujeres, que abarca a una gran variedad de seres humanos, resulta natural que entre ellas estén las trans femeninas.
Lo mismo se puede decir frente al anteriormente entendido como conjunto cerrado de hombres, tan cerrado, que en definitiva dejaría fuera a numerosos varones. En cuanto vemos que en realidad es un conjunto difuso de hombres, resulta natural que entre ellos se considere a los trans masculinos.
Si, como efecto de todo ello, vemos que también existen conjuntos más difusos todavía, como el de los intersexuales o andróginos, que tengan identidad intersexual o andrógina (y no masculina o femenina), resulta también más natural que las personas trans con identidad intersex o neutra, o la que queramos decir, tengamos plenamente nuestro lugar en este conjunto difuso.
Por otra parte, por la manera de exponer lo que hasta ahora he dicho, se discierne claramente una de las intersecciones entre estos conjuntos difusos: la condición de trans, de personas que hemos hecho una transición de género, común a trans masculinos, trans femeninas y trans neutros, o ambiguos, o intersex, o como queramos decirlo.
El cambio de unos conceptos a otros es tan fuerte que, teóricamente, sería incluso conveniente ajustar con mayor precisión el mismo nombre de “trans-sexual”, entendido hasta ahora como persona que transita de un sexogénero (cerrado) al otro (no menos cerrado)
Se puede entender desde ahora como persona que transita externamente de uno de los conjuntos difusos a otro, bien sea de las formas más diferenciadas de uno a las formas más diferenciadas de otro, bien desde, o hacia las formas menos diferenciadas de uno u otro.
Es decir, se puede transitar hacia un modelo Stallone, con toda conciencia y voluntad, o hacia un modelo Jennifer López, con la misma conciencia y voluntad, y todo eso es legítimo, u optar por quedar en una zona menos diferenciada, y sin embargo difusamente masculina o femenina, y también es eso legítimo.
Si se piensa en esta segunda posibilidad, la transición resulta inmediatamente menos definida, e incluso se puede afirmar que a veces casi no hay transición, que la persona permanece simplemente donde está, en un lugar relativamente alejado de los centros más densos y definidos de esos conjuntos difusos.
Ni que decir tiene que las actuales "pruebas de la vida real", realizadas con presupuestos binaristas por las unidades de género, dejan de tener sentido. Yo (cualquiera) podría pretender una transición de hombre a mujer, y optar por vestir vaqueros y saquitos anchos.
Justamente, y ya históricamente, en su corta historia, el no-binarismo, o su consecuencia, la teoría de conjuntos difusos de género, lo que hace es darnos un lugar racional a las muchas personas trans, sea que entendamos nuestra identidad como cercana a los centros de los dos mayores conjuntos difusos, el de hombres y el de mujeres, sea que nos entendamos lejos de esos centros, en la periferia más difusa, es decir, que no queramos ser hombres (difusos) ni mujeres (difusas), sino simplemente nosotros mismos, asumir nuestra singularidad.
En los dos casos, la palabra transexual gana en agilidad o flexibilidad o comodidad al tratarse de la plena inserción en conjuntos difusos y no cerrados.
En los conjuntos cerrados, en efecto, era preciso afrontar su cerrazón; su definición cerrada, caracterizada por la lógica del sí o el no (XY sí o no; XX sí o no; o genitales de esta forma, sí o no; o de la otra, sí o no) podía siempre intentar cerrar el paso a quienes no coincidieran con ella.
En cambio, la definición difusa de hombres puede incluir por igual a varones XY o XX. La definición difusa de mujeres incluye por igual a mujeres XX y XY (y en los dos casos, a otras variantes cromosómicas) con las consecuencias revolucionarias que hemos visto para el feminismo.
Por otra parte, la persona transexual no tiene que preocuparse demasiado por no alcanzar una igualdad perfecta con las personas que están allí de nacimiento, pues en realidad, unas y otras pertenecemos al mismo conjunto difuso, en el que siempre hay un más y un menos. La lógica difusa es la del más o menos, no la del sí o no, y en esto consiste su adecuación a muchas de las realidades humanas.
Kim Pérez 26-04-2010
7 comentarios
Itu -
Si el articulo de Kim es interesante, sobre todo es porqué genera debate.
Yo me considero participe y artifice (entre otro montón de gente y colectivos)en esto del TransFeminismo y creo que el TransFeminismo es un devenir del feminismo (totalmente de acuerdo con al compañera que habla de Beauvoird, aunque creo que la francesa tiene puntitos biologicistas y esencialistas..pero vamos que sí que fue ella la que empezó a desmontar esto del género. Vaya que yo lo entiendo como una corriente dentro del feminismo..efectivamente no estamos inventando nada nuevo...simplemente lo estamos nominando de un forma nueva y mezclando cositas que igual antes no habíamos, mezclado..pero bueno todo es viejo y nuevo a la vez ;).
En cuanto a lo queer o no queer..creo que en este caso existen muchos motivos para incluir el prefijo trans y la palabra feminismo, la propia palabra queer no refleja, en mi opinión, lo que refleja la palabra TransFeminismo.
Os dejo el resumen que hemos publicado en Medeak:
http://medeak.blogspot.com/2010/04/de-vuelta-de-las-jornadas.html
Besos!!
María Balteira -
En cuanto al "miedo" a decir que es nuevo... ¿Quién dijo miedo? Me gusta lo nuevo, creo que el feminismo debe autopensarse y autocriticarse constantemente, creo que debe abrir las categorías y hacerlo más extensivo a toda la gente que habitan/habitamos los márgenes. Creo que el feminismo debe ser radical (en los dos sentidos), potente y transgresor, porque sólo así se puede intentar desmontar lo que tan bien han montado.
No tengo miedo a lo nuevo, sólo dudas sobre que sea tan nuevo. De momento, a mí me parece más bien un reformular la teoría queer (no sólo hablo de Butler). Y no me parece mal. Me da igual qué nombre tenga, me importa más que llegue cada vez a más gente para que la lucha sea más potente. En este sentido, mi enhorabuena a todas las asociaciones y personas que están apostando tan fuerte por el transfeminismo. Pero miedito no hay. ;)
balea -
Por supuesto esto te lo digo desde el más absoluto respeto.
Un saludo
transfeminismo -
Lo es, porque es un feminismo transformando, transformador, que transforma, admitiendo la temporalidad de las identidades y sentires.
María Balteira -
¿Nueva práctica? En los años 80 ya nos encontramos un montón de autoras (negras, chicanas, lesbianas...) que denunciaban que la mujer (blanca) heterosexual no podía ser el único sujeto del feminismo...
Reitero que si de este modo se puede aglutinar la lucha o aprovechar el tirón para aunar las fuerzas... pues bienvenido! ;)
Saludos
La soldadeira -
El transfeminismo es una nueva práctica feminista donde el sujeto ya no es la mujer heterosexual.
María Balteira -
He leído varias veces el manifiesto transfeminista, he visto los vídeos sobre las jornadas de Barcelona y leído este estupendo post...
Pero me pregunto si este "nuevo" transfeminismo no es bastante parecido a lo que postulan las teorías queer... Los conjuntos difusos, el no binarismo, la problematicidad de conceptos como el de sexo, la interrelación de la raza, la clase, la sexualidad, etc para comprobar las particulares formas de opresión... Leo el manifiesto, leo esto... y de verdad que me extraña un poco...
Pero si se trata de cambiarle el nombre, de dar protagonismo a lo trans (sentido amplio)... pues bien. Bienvenido sea el transfeminismo!